Sé Tu Mismo: Más Allá De La Típica Frase Inspiracional
Hace algunos días leí que «sé tú mismo» es un pésimo consejo, porque es como darles pase libre a las personas a que sean rudas, a que digan lo que piensan sin filtro, o que muestren sus emociones sin vergüenza. Es decir: ser tú mismo es mostrar lo peor de ti sin reparos.
Y respecto a eso tengo que decir que: NO. No estoy de acuerdo.
Y es que cuando respetamos nuestra esencia real y nos mostramos de forma auténtica, no hay lugar al ego. Y el ego es esa parte de nosotros que se protege, que se compara, que juzga y juzga a otros, que actúa a la defensiva. El ego es nuestra parte reactiva: la que es agresiva, la que se deja llevar por la mente y la emoción.
Y la buena noticia es que NOSOTROS NO SOMOS NUESTRO EGO. Nuestro ego es la máscara que esconde nuestro verdadero ser. Así que cuando realmente actuamos y decidimos de acuerdo a lo que somos, no actuamos en perjuicio de nadie.
Mostrarnos como somos es tan sólo mostrar respeto y honrar nuestra existencia. Tal y como es.
Y sí, nos van a juzgar.
Y sí, nos van a criticar.
Pero no porque hagamos un daño directo al resto, sino porque las personas también actúan y piensan desde sus propias heridas y desde sus propios patrones.
No podemos evitar ser juzgados, amig@s!
Pero pongamos en la balanza: si es inevitable ser juzgados, lo mejor no sería al menos respetar nuestra naturaleza real?
Olvídense de las comparaciones! Olvídense de poner sus marcas personales en función de las marcas de los demás.
Ser como son, jamás -repito- JAMÁS estará mal. Y aquel que les diga lo contrario, lo dice desde los juicios y desde sus propias heridas.
Sean fieles a lo que son, a lo que necesitan HOY. A lo que desean y sienten HOY.
Hablando de eso, estos días en Vancouver que he estado en clases he notado algo interesante. De hecho, hace tiempo que no me encontraba en un proceso pedagógico, así formal, así que ha sido enriquecedor sumergirme en esta experiencia con plenitud y poder notar cosas que antes no hubiera notado.
Y en mi pequeña clase (somos 12) hay -como siempre- aquella persona que interviene un montón, y menciona referencias de libros que ha leído, y que se acuerda de todo, y que de alguna forma sobresale por su vasto conocimiento. O, mejor dicho, quiere sobresalir por ello.
Lejos de criticar a esta persona, me identifico mucho con ella. Habiendo estudiado medicina, y teniendo varios conocimientos de terapias, de autocuidado, de ciencias y espiritualidad, me resulta fácil tener ese papel de la chica que levanta la mano y trata de sorprender a todos por las cosas que «sabe». E incluso, lo he hecho algunas veces durante este proceso, no lo voy a negar.
Y si bien, no tiene nada de malo aportar con alguna idea al conocimiento general de la clase, últimamente estoy tratando de auto-evaluar de dónde vienen esas ganas de participar y exponer. Vienen del genuino deseo de aportar algo valioso a la clase y que pueda servir a los demás? O viene de la necesidad de aprobación/admiración que de alguna forma todos tenemos en mayor o menor medida?
Y lo que he notado es que ahora encuentro mucho más inspiradoras a aquellas personas que aportan más desde lo humano y personal. Aquellas que no temen admitir que no saben, o que admiten que están cansadas, ansiosas, y comparten algo desde esa experiencia. Hay algunas señoras que después de las 8 horas diarias de clase que tenemos tienen que ir a atender a sus hijos y llevar sus hogares. Y son ellas las que aportan desde cómo les hace sentir este proceso y cómo lo llevan, y son a las que termino admirando más. Porque requiere valentía mostrarse vulnerable, con defectos, con miedos… mostrarse humano. Porque, finalmente, requiere valentía mostrarnos COMO SOMOS! Y no mostrar sólo esta versión elevada de nosotr@s mism@s, donde sólo exponemos nuestros logros y resultados.
Y por eso, en la última tarea que nos mandaron, que era escribir sobre un libro que hemos leído, intenté hacer todo lo que normalmente no haría.
En vez de demostrar, en mi escrito, cuánto había interiorizado el libro, y cuán capaz soy de comprender a profundidad una lectura, decidí compartir algo personal, algo mío, algo que no era elevado o intelectual, sino más relacionado a mis luchas del día a día. Decidí compartir algunas confusiones que el libro había despertado en mí. Decidí expresar esos puntos débiles que había descubierto después de esa lectura. Fue un reto para mí hacerlo, pero al final me terminé sintiendo MÁS YO. Más fiel a lo que soy. Y por consiguiente: MÁS LIBRE.
La «moraleja» de la historia es esta amig@s:
No se alejen de su verdadera esencia por demostrar y demostrar y demostrar. Sé que vivimos en una sociedad muy orientada a metas y resultados, y que para sobrevivir sí tenemos que alinearnos a ello de alguna manera. Pero no se pierdan en el intento. No dejen de honrar todo lo que son: sus fallas, sus dudas, sus «no sé», sus «no estoy list@», sus «me duele».
Requiere cierto coraje, sí. Pero les prometo que la libertad que se siente vale totalmente la pena.
Y habrá días lindos, soleados, con buenas noticias, donde todo nos sale como nos gusta, y donde sentimos que estamos avanzando en nuestros objetivos. Pero no todos los días son así. De hecho, esta semana tuve yo misma algunos un poco difíciles, un poco tristes y algo ansiosos.
Y creo que lo importante es honrar cada día y cada instante, sea lo que sea que la vida te dé. Nuestra ansiedad y tristeza -y cualquier emoción no tan agradable- también son parte de nosotros: parte de lo que somos, parte de lo que ES. Y nosotros, finalmente, somos el resultado de todo ello, de la integración de todas esas vivencias.
Así que no neguemos las partes «no tan agradables» de nuestra experiencia. No neguemos nuestras partes «no posteables». Porque eso es negarnos a nosotros mismos y a nuestra esencia humana.
La vida no es todo lo que posteamos con alegría en las redes. Y si bien me encanta mostrar mi felicidad, también le hago un espacio a mi sombra, porque es igual de valiosa.
Y porque esa pulsación de vida entre la luz y la oscuridad, entre la emoción y el recogimiento, entre el ruido y el silencio, es lo que hace la experiencia humana tan rica.
Son esos matices los que nos permiten amar, disfrutar, agradecer y SER.
Y yo sé suena súper cliché eso de «ser tú mismo» y todo eso. Pero creo que es un gran recordatorio, y además preciso para estas épocas en las que las redes sociales y la cultura resultadista nos obligan (queramos o no) a compararnos con los demás, e intentar alcanzar ideales que simplemente no podemos alcanzar porque no se adaptan a nuestras necesidades individuales ni a nuestros delicados (y únicos!) ritmos personales.
Finalmente, ser tú mismo es más que una frase motivacional estampada en un polo. Es recordar -día a día, y momento a momento- lo importante que es ser fiel a nosotr@s mism@s. Lo importante que es reconocernos, respetarnos y mostrarnos con apertura y con confianza.
Sí, requiere coraje.
Sí, tenemos miedo de ser juzgados (o nos juzgamos nosotros mismos).
Pero si reflexionan a profundidad: tu existencia, tu vida, simplemente ES. El universo quiso que existas y que seas TAL Y COMO ERES. Y eso siempre estará bien. SIEMPRE.
Y claro, podemos tener un propósito de vida, podemos tener un cierto plan establecido de a dónde queremos ir. Pero eso no anula lo que somos HOY. Lo que deseamos HOY. Lo que necesitamos HOY.
Respetemos eso. Con amor, con compasión, con amabilidad.
Honremos lo que somos, y tomemos la vida!
Eres valioso.
Eres perfecto y perfectible.
Eres tú.
Nunca lo dudes: Eres suficiente hoy. Tal y como eres.
Procuren abrazarse y preguntarse, en cada decisión, desde dónde hacen lo que hacen. Y traten de que esa decisión resuene con su verdadero ser.
Namasté :)
«Preocúpate por lo que otros piensen de ti, y siempre serás su prisionero»
-Lao Tzu