¿Qué Es El Auto Cuidado Y Por Qué Es Importante?
Los que me siguen y leen mis posts, sabrán que siempre menciono el término “auto-cuidado” o “self-care”. De hecho, me imagino que ya tendrán una idea sobre ello y todo lo que implica, pero quería hacer este post para definirlo un poco más para quienes aún no entiendan mucho de qué va, o para que los que sí saben tengan unos datos extras (que nunca caen mal).
Inicié este blog para hablar de bienestar y de todo lo que incluye el bienestar. Y les mencioné que una parte importante de ese bienestar (físico, mental, emocional) es el auto-cuidado; tan importante que -diría yo- es el pilar principal. Sin auto-cuidado no hay bienestar. Y es que no podemos dar lo mejor de nosotros -ni en el trabajo, ni en ninguna actividad- si es que primero no estamos bien nosotros mismos. No podemos compartir bien con los demás, o cuidar de los demás, si no cuidamos primero de nosotros mismos.
Y, ¿cómo cuidamos de nosotros mismos? Pues lo primero que hay que hacer es ser conscientes de nuestras necesidades reales, escuchar estas necesidades y complacerlas.
Y esa es la parte complicada.
Actualmente vivimos en un mundo muy globalizado, que nos llena de información por todos lados (internet, medios). Estamos más conectados y eso tiene muchísimas cosas positivas. Pero al mismo tiempo, esa sobre-información nos hace muy vulnerables a opiniones externas y comparaciones dañinas. Si bien siempre se nos ha presionado socialmente a ciertas cosas (a ser exitosos, a guardar apariencias, a formar una familia, etc.), ahora esa presión parece ser mayor y es en muchas más esferas. Eso nos hace tener muchas expectativas sobre nosotros mismos y -sobre todo- hace que hagamos todo orientado a alcanzar metas. Nos sacamos “el ancho” estudiando o trabajando para conseguir tal o cuál objetivo. Incluso entrenamos o hacemos otro tipo de actividades con objetivos específicos como bajar de peso, ganar una competencia, obtener un premio. Y no es que eso esté mal. Tener metas es bueno. Pero sólo prestar atención a las metas y perder de vista nuestras necesidades es lo que hace que a la larga no nos sintamos bien, que nos frustremos con más facilidad, que descuidemos nuestras emociones y nos desconectemos de nosotros mismos. Y así podemos llegar al agotamiento, al “burn-out”, o incluso a la desmotivación, ansiedad, depresión.
Y es por todo ello que es imprescindible ponernos a nosotros en primer lugar; escuchar nuestras necesidades reales, ponerle pausa a todas esas voces que nos dicen lo que “deberíamos” hacer y cómo lo deberíamos hacer. Ahora hay tantos “gurús” en internet que nos explican qué cosas nos hacen bien, qué debemos comer, qué debemos hacer, cómo debemos sentirnos; que es normal que a veces no sepamos escuchar lo que NOSOTROS queremos GENUINAMENTE en un determinado momento. La buena noticia es que todos podemos aprender a estar más presentes, a ser más conscientes de nuestras emociones, de nuestro cuerpo, de nuestra mente, y darnos lo que necesitamos en el momento en que lo necesitamos. Porque la verdad es que no existen fórmulas mágicas de lo que nos va a hacer felices. Todos somos diferentes y nuestras necesidades son diferentes en cada momento de nuestras vidas. Y no. Ponernos a nosotros en primer lugar NO es ser egoísta. Al contrario, haciendo caso a lo que sentimos y cuidando de nosotros mismos seremos mejores en todo lo que hagamos, seremos mejores con los demás, seremos mejores en nuestras relaciones.
Una de las cosas más importantes del auto-cuidado (que merece todo un post aparte) es la validación de nuestras emociones y sentimientos. ¿Qué quiere decir eso? Que una vez que escuchemos como nos sentimos (por ejemplo: “me siento cansado”), le des validez a esa emoción/sentimiento y lo aceptemos: “me siento cansado y es válido”. Y que no emitamos juicios de valor del tipo “no debería estar cansado”, “cansarse no es productivo”, “no es normal sentirme cansado en este momento”.
Muchos de estos juicios vienen de lo que vemos o percibimos como “normal” o “bueno” en otras personas. Muchas veces, nos cuesta aceptar cómo nos sentimos gracias a esas comparaciones tóxicas que hacemos de lo que creemos que “todos hacen” y que “está bien”.
Y aprender a validar nuestras emociones es un proceso. Y como todo proceso hay que empezar a practicarlo y hacerlo todos los días. El auto-cuidado no es algo que uno tacha en su lista de pendientes. Es una actividad diaria: Escucharnos –> validarnos –> ir por aquello que nos hace bien.
Ejemplos:
– Hay días que nos sentimos llenos de energía y entrenamos, trabajamos, cumplimos todas nuestras tareas. Y hay días que, por alguna razón, no nos sentimos así. Esos días hay que darse permiso de tomar un respiro, hacer una siesta, cancelar una reunión.
– Hay días que nos sentimos felices y con ganas de socializar y compartir. Hay días que estamos más reflexivos o algo tristes, y es perfectamente válido. Cuando te sientas así no te sientas culpable de decir “no” a los planes con amigos, engríete con tu postre preferido, mira la peli que más te guste, has una cita contigo mismo para hacer esas cosas que te hacen sentir bien.
A medida que pongas en práctica el auto-cuidado de forma cotidiana, aprenderás a no exigirte tanto y a ser más amable contigo mismo. Te darás cuenta que eso de “a mayor sacrificio, mayor recompensa” no siempre es cierto. Y en el camino entenderás más de tus emociones y aprenderás a manejarlas de manera más asertiva.
El auto-cuidado suena muy lógico pero -aunque no lo crean- muy poca gente lo pone en práctica. Sobre todo ahora que por todos lados nos dicen que nos esforcemos si queremos conseguir nuestros objetivos, que tenemos que ser la mejor versión de nosotros mismos, los más saludables, los más atractivos, “no hay excusas”, y todo ello. Y lo siento mucho pero SÍ HAY EXCUSAS: mi bienestar, mi salud mental y mi paz son primero.
Invertir tiempo en escucharnos y cuidar de nosotros mismos muchas veces sonará a que somos perezosos o indisciplinados (spoiler: no lo es). Pero, no se confundan, el auto-cuidado no es una recompensa ni una gratificación que nos hacemos. El auto-cuidado es algo NECESARIO. Una recompensa es un fin, pero el auto-cuidado está lejos de ser un fin o un objetivo: es parte del proceso. Y podremos ser esa mejor versión de nosotros mismos y podremos alcanzar esos objetivos que tenemos; pero con consciencia, con respeto hacia nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestros ritmos, que son distintos a los ritmos de los demás.
Practicar el auto-cuidado es practicar el amor propio. Es ese mantenimiento permanente que nos hacemos para poder vivir en paz y bienestar.
Y tú, ¿cómo practicas el auto-cuidado?
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