Puedes Disfrutar Tu Vida HOY
Las últimas semanas hemos hablado mucho de lo importante de prestar atención a nuestra vida. De ser conscientes de cada momento, de abrazar el presente y evitar vivir «en automático». Ser conscientes de nuestra vulnerabilidad, de nuestra expresión, de nuestras palabras. Es decir: de nuestro ser. De esa esencia auténtica que es lo que en realidad somos, y que no siempre nos permitimos sentir.
Pero todo este camino de re-conocimiento y de cambios no tiene por qué ser un trago amargo. El camino de regreso a nuestro ser es uno que también debemos disfrutar.
Y disfrutar no necesariamente significa irnos de vacaciones, salir de fiesta o andar saltando de alegría por la vida. No. El disfrute es algo que podemos incorporar a cada pasito que tomamos y a cada tarea que emprendemos! Podemos disfrutar de nuestro camino tal y como es, y estemos donde estemos.
Y disfrutar requiere de validarnos y reconocernos. De no perder de vista lo avanzado, lo recorrido y lo aprendido. Celebrar cada pequeño avance. A veces pareciera que retrocedemos o que estamos estancados, pero cuando miramos más de cerca (y con más atención) podemos ver que hasta en las sutilezas hemos crecido. Que lo que antes nos dolía, ya no duele tanto. Que nuestra forma de responder a ciertas cosas es distinta. Que lo que antes nos estresaba y nos llenaba de miedo, ahora lo podemos manejar aunque sea un poquito más calmad@s. A veces no necesariamente tienen que haber grandes cambios o logros visibles y tangibles. Porque, ya les digo: SIEMPRE estamos avanzando. SIEMPRE estamos cambiando, mutando, evolucionando. Y eso hay que reconocerlo, celebrarlo y felicitarlo.
Por eso procuremos reconocernos aquellas cosas. Procuremos disfrutar de nuestros procesos, así no sean «perfectos». La perfección es algo tan relativo! Y muy ligado a la comparación y al ego. Cuando se trata de ser y sentir desde el corazón y el espíritu, es cuando nos damos cuenta que todo está bien tal y como está. Y de esa aceptación viene la paz.
Permítanse disfrutar día a día. Disfrutar de un baño calientito, en vez de hacerlo en automático y pensando mil cosas. Disfrutar de la compañía incondicional de aquellos que amamos y nos aman, porque a veces la damos por sentado. Disfrutar de las pausas y los silencios, pues ahí aparecen las respuestas. Disfrutar de nuestros alimentos, pues tenemos qué comer! Disfrutar que estamos vivos.
Disfruten más y piensen menos, que de eso se trata vivir.
Siempre aquí y ahora, siempre abrazando el momento tal y como es.
GRATITUD: EL SECRETO PARA DISFRUTAR
Una de las razones por las cuales nos cuesta disfrutar el día a día es porque siempre estamos esperando el siguiente momento. Esperar el siguiente momento es nuestra forma de perseguir esa vida perfecta que queremos. Pero a medida que esos momentos llegan, nos encontramos esperando otros, y pareciera que esa «perfección» se nos escapa de las manos, o siempre falta algo.
Lo que buscamos no está en otro lugar que no sea aquí, ni en otro momento que no sea ahora! Y si no aprendemos a simplemente VIVIR en el hoy, jamás podremos sentirnos plenos en ningún otro escenario.
Por eso, el agradecimiento es clave. Porque nos permite enfocarnos en lo que sí tenemos. Y es que a veces no nos damos cuenta que muchas de las cosas que tenemos hoy fueron cosas que deseábamos antes! Y si no nos permitimos darnos ese momento para valorarlas y agradecer por ellas, viviremos estancados en el futuro. Ese que nunca parece llegar.
Y cuando hablo de agradecer no sólo me refiero a decir «gracias». Agradecer es también tomar la decisión diaria de permitirnos disfrutar de la vida y de sus pequeños momentos, como les dije anteriormente.
Permitirnos disfrutar de la vida -tal y como es hoy- es honrar que estamos vivos, es honrar nuestro ser. Permitirnos disfrutar de nosotros mismos, de nuestro cuerpo, de nuestro sentir, es también una forma de atendernos! De reconocer nuestras necesidades, de otorgarnos descanso cuando lo necesitamos, de felicitarnos diariamente por nuestra evolución, de regalarnos un momento para nosotr@s mism@s.
Y es que la vida no sólo se trata de producir y producir, y trabajar, y cumplir. Todo eso se convierte en algo vacío y sin significado si no celebramos la vida día a día, y con todo el corazón.
SOBRE NUESTRA SOCIEDAD RESULTADISTA
Solemos vivir orientados a los resultados.
Tenemos metas y objetivos, y una vez que se cumplen, encontramos nuevas metas y nuevos objetivos que perseguir. Esa meta puede ser algo económico, una mejora en lo profesional, terminar una carrera, encontrar una relación, casarse, tener hijos, ver a los hijos cumplir sus metas, alcanzar un objetivo en lo deportivo, terminar un curso… uf! Incluso pueden ser metas más emocionales, como superar una pérdida, perdonarnos o adaptarnos a un cambio de vida. Y en nuestra mente, una vez cumplido ese objetivo, todo será mejor.
En realidad, amig@s, la meta o el fin no es tan importante como nos han hecho creer. El logro no es lo que realmente nos suma. Lo que enriquece nuestra vida y nuestra experiencia en este planeta es el proceso o el camino que nos lleva hacia ello.
Entonces, por qué no disfrutar y abrazar ese proceso? Por qué no hacer de ese proceso el centro de nuestra atención, en vez de proyectar nuestra energía en algo futuro que AQUÍ Y AHORA no existe! Y que quizá no llegue, o quizá al final no nos guste tanto como pensábamos.
No es malo celebrar nuestros logros. Por supuesto que también hay que celebrarlos. Pero los celebramos porque son parte de nuestra vida, y porque el logro en sí es parte de un proceso mayor.
Hay que revisar desde donde celebramos nuestros logros!
- Lo hacemos desde esa alegría genuina por nuestro ser? O lo hacemos desde el ego, desde la vanidad y esa eterna competencia implícita que tenemos con los demás?
- Lo hacemos por y para nosotros? O lo hacemos porque es un dictado que en realidad no nos pertenece?
- Lo hacemos por lo que nos hace sentir? O lo hacemos por y para los demás, para la foto en las redes, para el cartón pegado en nuestra pared?
Nuestra sociedad nos ha insertado un chip desde que somos muy pequeños, que nos ha acostumbrado a vivir orientados a resultados y a productividad. Eso, por supuesto, conviene a la sociedad. Pero acaso nos conviene a nosotros como seres individuales? Eso aporta a nuestro bienestar más genuino? Al desarrollo de nuestro ser?
Reflexionemos como, casi sin darnos cuenta, nos enfocamos en esos resultados en casi todo lo que hacemos. Donde más es mejor. Donde el logro X te hace más hábil o más inteligente o más fuerte. Cuando la verdad es que eso no es relevante al final.
Lo relevante es el camino. Lo relevante es el proceso. Es tomar consciencia de cada momento y de cada pasito, y disfrutarlo con el corazón. Eso no quiere decir que todo será color de rosa. Sólo quiere decir que viviremos plenamente cada instante. Y que nuestra vida no va a consistir en pequeños triunfos aislados que al final saben a vacío. Sino que cada momento, cada minuto y cada hora serán parte de lo hermoso que es estar vivos. De lo hermoso que es ir cambiando y fluyendo con el universo.
Y ese cambio es momento a momento.
Abracemos cada pedacito de ese regalo que es el hoy. Sin importar donde estemos.
Porque donde estamos siempre es perfecto. Y aquí y ahora siempre lo tenemos todo.
DISFRUTEMOS HOY
Finalmente, no tenemos que tener una «vida perfecta» para disfrutar. No tenemos que estar pasando por un gran momento para disfrutar. No tenemos que tener y alcanzar todo aquello que soñamos para disfrutar.
Disfrutar la vida es algo que se puede hacer en todo momento porque, como dije, disfrutar no es una gran celebración, sino encontrar la magia en la simpleza de la vida. Y mientras nuestra atención siga orientada al drama, a los problemas, a lo que NO tenemos, a nuestras heridas y a tener siempre la razón, nos será muy díficil encontrar esa chispa de luz en cada instante. Porque todo ello no le pertenece al hoy! Le pertenece al miedo. Y el miedo es lo opuesto a celebrar la vida, pues es vivirla en la sombra de todo lo que es.
Volvamos a lo simple! La vida es sencilla, y de todos modos no nos llevaremos nada de ella. Así que, por qué no disfrutarla? Estamos aquí para eso. Y sé que el miedo es fuerte, e inevitablemente regresa a nosotros -en mayor o menor medida. Pero permanezcamos atentos. Atentos a lo que permitimos que consuma nuestra mente y nuestro tiempo. A veces nuestros pensamientos se enfocarán en la carencia y el temor, porque somos humanos; pero con una atención consciente al presente al menos podremos identificar estos momentos y decidir (porque SIEMPRE es una decisión) dirigir nuestra atención al agradecimiento, a la confianza y al SER.
Ya saben que no se trata de alcanzar metas, una tras otra; ni de ser felices todo el tiempo. Se trata de encontrar paz en lo que es. Con aceptación plena. Porque, amig@s, todo es perfecto tal y como es. Sólo hay que observar. Sólo hay que atender. Siempre con compasión.
Namasté :)