¿Soy Una Persona Altamente Sensible?

¿Soy Una Persona Altamente Sensible?

Creo que conocernos y aprender a escucharnos -y respetarnos- es un proceso que no tiene fin. Siempre terminamos descubriendo nuevas cosas de nosotr@s mism@s, y se termina confirmando que, en realidad, el camino es hacia adentro. Hacia lo que realmente somos.

Este año, en medio de mi entrenamiento de Mindfulness y mi decisión de seguir una vida lenta, pausada y atenta (puedes leer más sobre eso aquí), caí por “casualidad”, porque no creo en las casualidades, en un blog dedicado a informar y generar comunidad de lo que se denominan Highly Sensitive Persons (HSP), que en español se traduce como Personas Altamente Sensibles (PAS).

No voy a ahondar de forma meticulosa sobre definiciones y criterios sobre este rasgo, pero sí quiero hablar de mi historia y cómo me ha servido ponerle un nombre a algo que toda mi vida he sentido.

Si lo tengo que definir con una frase sería: sentirme abrumada. Hay cosas que nos afectan a todos, pero que yo siempre he sentido que me afectaban más de lo “normal”: el tráfico, algunos olores, sentirme apurada, tener muchos eventos sociales de forma seguida, la violencia. Me siento sobre-estimulada por las cosas que me suceden tanto externa como internamente, y siento que me canso mentalmente, que mi energía se agota y que necesito un break. Muchas de estas cosas no suelo comunicarlas porque no quiero incomodar a nadie, ni que me tilden de “quisquillosa” o engreída. Así que la mayoría de veces, y por mucho tiempo, simplemente he soportado estoicamente sentirme así. Y las pocas veces que lo he expresado he sido considerada exagerada y hasta egoísta.

Ejemplos precisos: no puedo, EN SERIO no puedo, con los días agitados en los que hay que hacer muchos traslados de un lado a otro y cumplir mil pendientes. Es difícil de explicar pero mi cerebro no lo soporta. Cuando he tratado de explicar esto a alguien me han dicho que a todos les pasa sólo que yo exagero, que así es la vida (¿?), que lo que pasa es que no estoy acostumbrada porque normalmente mi vida es fácil y simple (¿???). Otro ejemplo: me suelo marear mucho en los autos. El movimiento constante, las frenadas –sumadas al tráfico de Lima- aturden mi cerebro al punto del vértigo y la desesperación. Esto ha traído un sinfín de discusiones y enfrentamientos (leves) sobre todo con mi familia, que pensaban que era una “pesada” por siempre querer ir adelante en el carro, o a lado de la ventana donde pueda caerme un poco de aire. Otros ejemplos: no soporto las etiquetas de la ropa o los tejidos muy ásperos, soy muy asquienta con algunos olores (al punto de llorar), no veo noticias porque me afecta ver violencia (tampoco veo películas ni televisión por lo mismo y porque me sobre-estimula demasiado), me siento muy cansada luego de interactuar con personas, las temperaturas extremas (mucho calor o mucho frío) me hacen sentir MUY fastidiada… ETC.

Y bueno, esta es MI vivencia, y no todas las PAS (personas altamente sensibles) sienten exactamente lo mismo o se sienten abrumadas por los mismos estímulos. El común denominador sería esta sensibilidad elevada a estímulos, que pueden ser físicos, pero también emocionales y mentales.

¿La buena noticia? Los que tenemos esta sensibilidad sensorial elevada (sensory processing sensitivity, SPS) solemos sentir las cosas bonitas con más intensidad también. Y podemos apreciar más el arte, emocionarnos –piel de gallina incluída- cuando escuchamos una canción que nos gusta, expresarnos con más profundidad, enamorarnos de la belleza de la naturaleza o de cualquier cosa en realidad. Así mismo, solemos ser más empátic@s, y entendemos las emociones de los demás fácilmente, porque nuestras neuronas espejo son más activas (es decir, la parte de nuestro cerebro relacionado con la empatía y compasión). Claro que también podemos ser más reactiv@s emocionalmente, pero nada que no se pueda manejar con un poco de Atención Plena, meditación o yoga.

Los Datos

  • Ser una Persona Altamente Sensible es un rasgo de personalidad, no una enfermedad o diagnóstico (mucho menos un “don”). Es una característica que posee aproximadamente el 15% de la población (o sea que much@s de los que me leen, en mayor o menor medida también lo tienen!).
  • Ha sido estudiado científicamente: La Dra. Elaine Aron, psicóloga americana, lo ha investigado y documentado, y actualmente existen más de 200 investigaciones relevantes sobre el tema.
  • Lo expuesto líneas arriba son mis vivencias y las formas en las cuales yo, Pamela, experimento esta sobre-estimulación. En realidad hay muchas formas distintas en que se manifiesta este rasgo, y si les interesa saber más los invito a leer o revisar los links que he dejado al final :)
  • No confundirlo con Introversión. Si bien la mayoría de PAS se abruma en situaciones sociales, muchos (como yo) somos extrovertidos. Personalmente, a mí me gusta interactuar socialmente pero de forma dosificada, y no tener mil compromisos sociales en un mismo fin de semana o en periodos cortos.

Esto Me Ha Ayudado Y Puede Ayudarte

En el camino he aprendido (y a veces con lecciones duras) a aceptarme y a respetar mis límites, y no exponerme a situaciones que me terminen agobiando y agotando mi energía.

  1. No sobre-saturo mis días: Por ejemplo, ayer fui a Gamarra en la mañana, y en la tarde agendé no hacer NADA. Gamarra es un sitio caótico y lleno de gente y ahora ya sé que si en la tarde agendaba pacientes o algún compromiso, sólo iba a lograr sentirme agobiada. El reto está en no sentirse culpable o “floj@” por permitirnos esos espacios (tengo un post acá sobre esto).
  2. Expreso mis molestias: Trato de ya no quedarme callada cuando algo me abruma. Esto es retador porque a veces te tildan de exagerad@, pero trato de trabajar todos los días en elegirme siempre y en primer lugar. Mi falta de paz se traduce al final en falta de paz hacia los que me rodean.
  3. Respeto mis necesidades de silencio y tranquilidad: Por eso la meditación, el yoga o simplemente sentarme a respirar me ayudan UN MONTÓN. Estos espacios de silencio en mi vida son NO NEGOCIABLES.
  4. Menos redes sociales: Instagram y Facebook están llenos de imágenes e información que se actualiza al segundo. Esto puede hacerme sentir muy estimulada y agotar mi energía. La forma como lo estoy manejando es desconectándome de las redes desde el sábado en la noche hasta el lunes. Ese respiro es renovador. Lo recomiendo a mil.
  5. Soy compasiva conmigo: Pese a que me conozco y sé lo que me abruma y lo que me saca de mi centro, es inevitable sentirme agobiada de vez en cuando. Antes me molestaba conmigo misma por ser así y sentirme como me siento, pero ahora utilizo las herramientas de Compasión para amistarme conmigo y aceptar que todo lo que sucede en mi vida ES PARTE DE.

Finalmente, mencionar que más allá de catalogarme en un rasgo o característica, lo que quiero dejar como mensaje escribiendo este Post, es que una vez que nos aceptamos y empezamos a elegirnos y respetarnos podemos vivir con más bienestar. No pretendas ser igual al de a lado, o tener los mismos gustos y disgustos. Sé que a veces sentirnos diferente nos produce una sensación de aislamiento, pero hay que tener en cuenta que TODOS SOMOS DIFERENTES. Y mientras más normalicemos esto (y no los estándares que dicta la sociedad), más libres seremos para mostrar nuestra verdadera luz, poniendo límites sanos y eligiendo nuestra paz por sobre todas las cosas.

Elíjanse siempre, amig@s.
El camino hacia un@ mism@ es largo, pero es el mejor camino.

Namasté.

Fuentes y más información:
https://hsperson.com/
https://highlysensitiverefuge.com/
https://www.asociacionpas.org/