Aprende A Descubrir Qué Te Hace Bien
Estudié una carrera del rubro de la salud. Y actualmente, si bien no ejerzo la medicina, sí me dedico a la salud. Por lo tanto, esa palabra, “SALUD”, es una que me ha perseguido por mucho tiempo. Me incomodaba que se asocie la salud con algo puramente físico. Pero poco a poco he notado como las personas son cada vez más abiertas a aceptar que la salud es también mente y emociones, que no existe salud sin salud mental, y que debemos prevenir y sanar nuestros desequilibrios emocionales tanto como los físicos para sentirnos bien. Aun así, siento que me sigo chocando con una pared cuando pienso en el término “salud”. ¿Por qué?
Siento que el término “salud” está muy encasillado. Y como mencioné en mi post anterior, creo que los estereotipos son dañinos y poco inclusivos. Y justo en esa búsqueda de romper estos patrones es que caí en cuenta que la palabra “bienestar” se amolda más a lo que busco y a lo que procuro brindar a mis pacientes. BIEN ESTAR = ESTAR BIEN. Es algo más general, más versátil, más integral, algo a lo que todos y todas tenemos acceso. Se suele hablar de la salud como esa meta a la que debemos llegar, lo que tenemos que alcanzar. Incluso, se suele asociar salud a éxito, a disciplina, a responsabilidad. Y la verdad es que no todos/as podemos aspirar a tenerla, por más terapias, o health coaches que existan; pero sí todos/as podemos sentir bienestar. Por ejemplo, las personas que sufren de enfermedades crónicas, degenerativas o autoinmunes (como el lupus o la artritis reumatoidea por poner ejemplos), o aquellas que tienen alguna discapacidad, no pueden alcanzar esa salud ideal de la que se habla (la salud idealizada de la actualidad) por mucho que se esfuercen, por mucho que lo deseen, por mucha dieta o terapia milagrosa que hagan. Pero sí pueden experimentar de alguna forma el bienestar: Pueden mejorar su calidad de vida, pueden encontrar actividades que los/as favorezcan, pueden aprender a aceptarse y quererse como son.
Y es que el bienestar no sólo es tener una buena salud física. No sólo es ejercitarse, comer comida saludable todo el tiempo, meditar, y hacerse chequeos anuales o cuidar nuestras emociones y evitar el estrés, que es lo que la gente asocia cuando se habla de salud. El bienestar es todo aquello que nos hace sentir bien, que nos hace sentir plenos, que ayuda a que vivamos en equilibrio -nuestro propio equilibrio- un equilibrio en todo sentido, en todo nivel, y en el sentido más amplio de la palabra. A veces bienestar puede ser comer saludable y consumir productos orgánicos y nutritivos, pero a veces puede significar que necesitamos una tarde de ver películas desparramados en un sillón comiendo torta de chocolate. A veces puede significar entrenar, y otras (o para otras personas) puede significar tomarse una pausa, dormir hasta tarde. A veces puede significar tener un día productivo de esos que nos dejan satisfechos, y otras puede ser ir a la peluquería a pintarse las uñas, salir de compras o ir por un masaje. Y es que el bienestar viene de la mano con el autocuidado o self-care. Y, aunque no lo crean, los patrones sociales nos han hecho creer cosas muy erróneas sobre el autocuidado. El autocuidado no es sólo cuidar nuestra salud o nuestro cuerpo, tener equis hábitos saludables o seguir ciertas “normas” como tomar 8 vasos de agua al día, dormir 8 horas o hacer ejercicio. Nada más alejado. El autocuidado es el arte de escucharnos y de ser capaces de entender nuestras necesidades y satisfacerlas. Nuestras necesidades REALES. Y las necesidades son diferentes de un individuo a otro, y son diferentes en un momento de nuestra vida y en otro. A veces necesitamos estar activos, a veces nuestro cuerpo nos pide una pausa. A veces nos acomoda dormir 8 horas, a veces necesitamos 10, a veces es suficiente con 6. Todas y todos somos diferentes, somos complejos/as, somos un universo único, y por lo tanto el término “salud” tal y como lo conocemos se queda corto. Porque lo que me hace bien a mí, no necesariamente te hace bien a ti. Y para descubrir qué nos da bienestar tenemos que empezar por conocernos, escucharnos y atrevernos a destruir esos viejos modelos que nos obligan a seguir los mismos patrones, las mismas fórmulas.
Hoy en día –y sobre todo en las redes sociales- abundan las personas o páginas que tratan de “convencerte” de que hagas tal dieta, que sigas tal rutina de ejercicios, que compres tal producto, que te vuelvas vegano, que dejes el gluten, que practiques yoga, que tomes equis batidos verdes, que hagas detox… UF. Y no digo que esas cosas no sean buenas o beneficiosas, me refiero a que esas cosas aparentemente súper saludables, no son lo que todas o todos necesitamos, porque lo que necesitamos varía en cada persona, varía en cada momento. Y muchas veces nos sentimos presionados/as por estos “mandatos de salud” y nos sentimos juzgadas y juzgados si es que no nos adherimos a ellos; y nada como tener la libertad de elegir lo que uno quiera :). La verdad es que tenemos derecho a elegir qué nos hace bien y cuándo, y para ello es fundamental que aprendamos a escuchar nuestras verdaderas necesidades. Y eso no se logra de la noche a la mañana, ¿saben? Porque se nos ha acostumbrado a elegir lo que el resto quiere, o lo que se dice que es bueno para nosotras y nosotros, o lo que está de moda, o lo que le hace bien al resto.
Así que empiecen desde hoy a cultivar esa intuición y esa consciencia de saber qué necesitan y en qué momento lo necesitan. Recuerden que el bienestar significa diferentes cosas en diferentes momentos de nuestras vidas. En este blog justo quiero compartir con ustedes un poco de lo que significa bienestar para mí, desde una visión general y flexible. Para empezar les cuento que ahora mismo, a mis 32 años, para mí bienestar significa muchas cosas: entrenar por las mañanas, comer intuitivamente, tomar café, tomar vino los fines de semana (¡y algunos días de semana!), salir a la calle, viajar y viajar, dormir 7 horas, hacer siestas con mi gatito. Pero, por ejemplo, el año pasado estuve lesionada y coincidió con muchos procesos emocionales y tuve que hacer varias pausas en mi vida -pausas físicas y mentales-, cerrar algunos ciclos, etc. En esos meses preferí dormir un poco más, quedarme en pijama algunos días, ir a terapia. Aprendí a escucharme y a no ser tan rígida con algunas cosas, aprendí que el cuerpo es sabio y que tiene formas hasta misteriosas de curarnos y hacernos entrar en razón con algunos temas, practiqué mucho el autocuidado y aprendí a no sentir culpa por ponerme a mí primero (¡es tan fácil decirlo pero tan difícil hacerlo!) o por engreírme de vez en cuando. Pero esa es mi historia. Todas y todos tenemos una distinta y de eso se trata, de encontrar eso que nos hace sentir bien, que nos da paz, que nos acerca a la felicidad. Y ese camino es solo tuyo. Y es único. De ti depende encontrarlo y seguirlo :)
Cuéntenme, ¿qué significa bienestar para ustedes? Me encantaría saber.
¡Tengan una linda semana!
Namasté.